domingo, 17 de junio de 2007

¡... y ahora son 7!

¡Felicidades a todos los padres en su día! Justo hoy estoy cumpliendo 7 meses así que mi padre y yo estamos celebrando por partida doble.

Ya tengo dos dientes y estoy ansioso por recorrer todo el mundo y conocerlo todo.

Con siete meses ya soy todo un explorador, he aprendido a arrastrarme de un lado a otro y he logrado infiltrarme en casi todos los rincones de la casa aunque para ello he tenido que burlar la vigilancia estricta de mis padres y mi abuelita Ada, y varias barricadas improvisadas en la entrada de la cocina. A pesar de todos los esfuerzos de Evelyn (mi fisioterapeuta) el "gateo" no es mi especialidad, prefiero arrastrarme sobre mi barriguita impulsandome con brazos y piernas, pero a veces me levanto sobre manos y pies y ejercito mis brazos y piernas para balancearme hacia delante y hacia atrás. He aprendido a girar en diferentes direcciones, y de la posición de reptación puedo pasar a sentado en un dos por tres.

De pie
Ante el asombro de mis padres, estoy aprendiendo a ponerme de pie, ayudado de sillas cajas y la baranda de mi cuna. Esto último me ha sido muy útil cuando me despierto en las noches preocupado porque no veo a mis padres, así que me pongo a llamarlos con un recurso muy efectivo que es mi llanto. Ellos piensan que si me ignoran un rato me quedaré tranquilo, pero yo sé que sólo es cuestión de tiempo para que sus corazones se ablanden y vengan corriendo a consolarme, a mecerme en la masalla o a darme pecho para tranquilizarme.


Ahorita los juguetes no me distraen mucho, prefiero explorar y ver todo desde una nueva perspectiva. A veces consigo objetos asombrosos (cajas, celulares, cables, zapatos), y cuando los alcanzo los tomo con mis manos y trato de jalarlos o lanzarlos hasta que alguno de mis padres me llama la atención. Cuando me quedo sentadito jugando con mis juguetes me gusta estrellarlos entre sí, lanzarlos y apretarlos para ver si hacen ruidos.

Algunos juguetes me los llevo a la boca y pruebo mis dientes nuevos en ellos, pues todavía no me han dejado probar comida sólida. Cada vez que vamos a visitar a mis amigos mis padres prueban carne, chorizo, ensaladas, helados y muchas cosas sabrosas y yo los veo y muevo mis labios a ver si me dan a probar algo, pero ellos sólo quieren darme verduritas y frutas en papilla.



Mis padres se asombran mucho de las cosas que hago y dicen que estoy muy adelantando. Ellos regularmente consultan en una página llamada el babysitio para buscar consejos y consultar como voy desarrollandome. Ahorita están leyendo una página sobre el desarrollo en el séptimo mes para ver que cosas debería aprender a hacer en este mes y resulta que ya varias cosas las domino perfectamente, aunque aún me queda mucho que aprender y explorar.

En fin, el mundo es un lugar muy divertido y asombroso. Ya seguiré contandoles todas mis hazañas y logros, un beso y un abrazo a todos,

Gabriel Chiquinquirá Ferrer Sánchez

miércoles, 13 de junio de 2007

El baile del abejorro

Esta es una de las piezas favoritas de Gabriel y Ada para bailar y divertirse un rato. Se trata del "El Vuelo del Abejorro", una obra de Nikolai Rimski-Kórsakov, compositor ruso que vivio a finales del siglo XIX. La versión que se escucha en el video es del chelista Yo-Yo Ma y el cantante Bobby McFerrin de su album Hush (un album excelente, cabe mencionar).



Pueden oirse las carcajadas que suelta Gael entre uno y otro brinco, y a pesar de ser sólo 1:50 minutos, la madre termina agotada. ¿Alguien había preguntado cúal era el secreto de Ada para estar tan flaca?

JR

¡El primer diente!


¡El diente!
Originally uploaded by frrr snchz.
Aquí está el famoso diente. Apareció por fin el domingo 3 de Junio, aunque desde los cuatro meses estabamos esperando a que se asomara.

Nos tardamos toda una semana para lograr tomarle una foto a ese diente que tantas veces culpamos por quitarle el sueño al bebé (y a nosotros). Durante esa semana, Gabriel se sentaba con una gran cara de seriedad y la boca muy cerrada a acariciar el diente con su lengua.
Parecía estar sumergido en profundas meditaciones, un poco como Juan Peña en el cuento de Pedro Emilio Coll (El diente roto)
y solo en contadas ocasiones dejaba ver el reluciente destello del diente. Cuando queriamos ver el diente o mostrarselo a alguien, el bebé, muy esquivamente, sacaba su lengua o cerraba la boca. Eso sí, dió unas cuantas demostraciones de la efectividad del diente: dan constancia de ello nuestros dedos, pies y pantorrillas.

Fue necesario el arduo esfuerzo de ambos padres, un poco de risa, un poco de sol, y una larga serie de fotos para que el diente (bueno, ya es un diente y medio) apareciera en todo su esplendor.

¡Qué bella sonrisa!