... por lo menos 7300 sonrisas; unos 280 a 500 llantos;
unas 4380 horas de sueño (mias, porque las de mis padres no llegaron a 2000); 480 a 500 caidas, con 48 ó 50 sustos moderados a graves (pero nunca pasó nada);
2190 pañales, por la medida bajita; 8 1/2 meses de pecho; 2 meses caminando y como 7 gateando; 2 viajes a Maracaibo en avión; miles de bendiciones recibidas, una visita a la Chinita en Maracaibo, a José Gregorio Hernández en La Candelaria y al Nazareno en Santa Teresa;
; mi bautizo con mis padrinos/tíos venidos de Brasil; la visita de mi prima desde Holanda; los asados de Guarenas con los abuelos maternos; los miaos en la casa; la visita de mi abuelo homónimo; el despistaje neonatal, una resonancia, pruebas de aminoácidos; 
5 meses de fisioterapia con Evelyn; muchas vacunas, pruebas de orina, un estudio completo de riñones con urografía y todo, pero afortunadamente todo funciona tal y como debe funcionar; mucho cereal, galletas y pan duro; miles de burbujas; 
una semana "damnificado" por las inundaciones en la casa; un mes con Jocelyn, la niñera; litros de compotas de manzana, pera, guayaba y lechoza; últimamente un poquito de yogurt de vez en cuando, y cuando mi papá se anima y mi mamá me lo permite, un pedacito de torta de cambur o de auyama; un mollejero de primos en la cohorte 2006-2008; un paseo en teleférico; tres visitas al Parque del Este;
un viaje a la playa; dos meses en la guardería con mis 19 compañeritos; no quiero ni calcular las horas en las colas de Caracas y San Antonio; 20 escaladas a los toboganes chiquitos, medianos y grandes, en La Escondida y el parquecito de La Morita; muchos kilómetros de paseo en coche y en el portabebé; 
muchos correos enviados y recibidos; 6 dientes; 3 pares de zapatos que me quedan, 3 ó 4 que ya no y otros 2 que todavía no he estrenado; y ni contar la ropita que perdí casi sin estrenar; los juguetes que me entretuvieron por horas que ya ni recuerdo, los que se perdieron en el limbo y de vez en cuando aparecen debajo de un mueble o en un cajón; 4 mordidas, todas de Valeria, incluyendo la que me dejó la cara marcada;
asistencia a seis fiestas de cumpleaños; un par de gripecitas, con fiebre y todo; un vocabulario de unas 56 palabras (pero mis padres sólo entienden "mamma" y "pappa"); muchos bailes y cantos; cien besos irresistibles; unos pocos aplausos (estoy aprendiendo); una voluntad incontenible para mover sillas de un lugar a otro...¡ Y lo que falta !
Muchas gracias a todos los que vinieron, los que llamaron, los que me escribieron, y los que no se acordaron hoy, pero que sé que nunca me olvidan... y gracias a mis padrinos en Brasil por la bella pancarta... ¡y gracias Chinita!
